jueves, 29 de diciembre de 2011

Hola, me llamo Euforia.

Guardo la estúpida esperanza de que el mundo comprenda, finalmente, que no soy más que un caso aparte e incomprendido, un humor contrariado.
Soy un despeñadero evidente. Para estar conmigo es imprescindible saber volar, o bien saber caer a golpes delicados.
En mi tiempo libre, guardo los secretos en una enorme casa vacía, vieja y sin olvido. Tengo conciencia, incluso memoria, y ellas controlan el dolor de forma interminable. Pero, ¿para qué me quejo?, el dolor sigue ahí y los días siguen llegando.
Por eso nunca llevo reloj, porque tengo miedo a perderme en una hora exacta. Y lo hago con un odio mutuo y el rencor a flor de labio. Me inquieta la soledad detrás de nada, siempre. Los vacíos se amontonan en el estómago al pasar los días.
Hay dos clases de personas, unas que con el tiempo envejecen y otras que con el tiempo se sepultan en el olvido. Yo en cambio, soy un caso intermedio.
Soy una adivinanza, si averiguas la solución aprendes a dominarme, y si sabes la clave, no me escapo.


miércoles, 28 de diciembre de 2011

No me hablen de paisajes si no han visto su cuerpo.


Es imprescindible dejar el cuerpo antes de mirarlo. Él es una adicción, y aquí en el infierno esos precipicios son preocupantes.
Entre sábanas revueltas, besos de ida y vuelta, y un te quiero que se escapa, guardo recuerdos que van desde su ombligo a las manos, de sus tobillos a la cintura, su nariz y su boca, y no los olvido.
Y entre esa guerra de varios metros de carne, con besos atrincherados e intenciones conocidas y expuestas , lo que yo era, fui.


miércoles, 21 de diciembre de 2011

Tengo pensamientos mudos que temen a no ser comprendidos.


De niños tomamos conciencia de que nadie nos escucha. Creo que es la única lección dada a tiempo.
El olvido casi siempre es una necesidad. No es justo acarrear con las malas experiencias del pasado y sufrir atormentados con su recuerdo. La solución más fácil es camuflarnos, es lo más útil de la adaptación, necesario para evolucionar. Es preferible no enfrentarse a los grandes cambios y aceptarlos en su justa medida, y aun así conservar la esencia de cada uno.
Cuando tenemos varios rostros acumulados en la memoria es porque algo han hecho para tenerlos ahí encajonados.
Yo en cambio, fui a parar a un rincón, y estaba repleto de personas felices, y yo por el contrario compartía tristeza. Tomé a esa gente como razones equivocadas y la mitad de mi se quedó con lo tétrico del lugar.
A veces el mundo suele convertirse en un constante lamento, o un par de caminos sin resolver; y la vida pesa tanto como la falta de aire.

Dentro de mi algo se ha desprendido, recuerdo que fue un sonido algo extraño. Espero que haya sido tu ausencia, porque es insoportable.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Soy el diminutivo de alguien que ha olvidado su tamaño.


Escribir, lo que se dice realmente escribir, no escribo. Es más esa monstruosa sensación de hartazgo de sí mismo, un aullido que marca el límite o la milenaria desgracia de cada uno.
A veces el silencio es tan silencio que a la primera palabra mencionada, parece no tener ni sonido, ni tan siquiera sentido. No le encuentro coherencia a ninguna de las palabras que salen de mi boca, ni a ninguna cosa que me pasa, y las razones se me escapan de las manos, porque nunca creí en el azar o las casualidades.
En el sótano de lo que soy, en ocasiones de lo que era, guardo una bestia a la que he enjaulado en un espejo, y estas penosas palabras son su único alimento.
Jamás he pretendido algo, excepto mi propia desaparición. Sólo en casos excepcionales, cuando nadie me dedica tiempo, cuando el recuerdo de los días pasados me atormenta y nadie me da su escucha para mi desahogo. Y cada día progresa el crecimiento incansable de lo que alguna vez tuvo sentido, despedazado por el tiempo. No encuentro salida, sólo un dolor triste y sordo, tras un espectáculo siniestro y terrible que a pesar de los pesares quedó algo en mi memoria, sin yo quererlo.
He aprendido que si cierras el puño, tu mano siempre estará vacía. Entonces nunca ganarás nada, y permanecerá así, vacía. Si por el contrario tiendes a abrirla, muy de vez en cuando experimentas sensaciones que llegan a endulzar hasta el más aparente duro corazón.
La nostalgia es ridícula, al igual que el remordimiento. Pero esa es la materia de lo que estoy hecha, tristemente irremediable.
Me falta algo de ruido. Aunque en realidad, la realidad ya no tiene sentido; yo he enterrado debajo de mi almohada un deseo que a día de hoy ansío y a la vez veo muy lejos e inalcanzable.
Dicen que el pensamiento también es de sabios, y yo he pensado mucho últimamente sobre lo venidero. 
Como aquella voz que me susurra, creo que tendré lo que me merezco. Aun así, como en estos últimos días, búscame entre la sombra y la luz.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Te cambio mi piel por tu risa.


Continuamente me perfora el pecho con varias sonrisas. Tomo tu alegría y tus tonterías. Tus malos ratos y tu saber estar. Tomo y me quedo con todo.
De antemano sabías que yo era un completo caos, un gran desorden y alguien muy pequeño, y aún así te quedaste.
Si yo fuese real te buscaría, pero a veces soy una mentira, y aunque pareciese no ser verdad, pocas veces tengo coherencia.
Siempre me he negado a esconderme, pero ahora quiero ser tu escondite.
A veces tengo la sensación de haberme perdido, después de nunca encontrarme. No sé si habrá un encargado de decirme cuándo lo estoy, aunque tengo la certeza de que he encontrado al que me saca de mi propio escondite.
Serás esa voz en mi cabeza que hace menos ruido y más conciencia.

Hoy tengo ganas de escaparme contigo a algún lugar remoto del planeta. Pero el ser humano es una criatura abominable, se ha inventado el tiempo y la distancia.



martes, 13 de diciembre de 2011

Soy cualquier cosa, entre otras cosas.


Ojalá. Cómo odio esa palabra. Es la forma elegante que tiene la gente de decir que algo no tiene remedio.
Después de los tiempos que han corrido y que corren, no me queda otra que reír a falta de melancolía.
He rebuscado, y tengo en la cabeza una vieja voz, un altavoz, una conciencia, una memoria, mucho ruido, en ocasiones nada, imágenes y demasiados deseos de abandonarme por momentos.
Cuando una persona tiene un mal día, normalmente se esconde. Yo, por ejemplo, me quedo parada frente al espejo esperando verme desaparecer, pero nunca da resultado.
Tantas historias quedan por contar: calles que recuerdan, personas que nunca fueron, soles de media noche.. Yo soy el silencio entre estas historias.
Me acostumbré a sentirme mal, y eso nunca entró dentro del plan. Me cansé de todo, de la misma fatiga, pero firme e indudable, cambio.
Silencio acabado, hoy he decidido gritar. Y como nadie, ser yo.
Yo que siempre quise hacer de los días terribles algún recordatorio, pero hay días nefastos que no caben en ninguna memoria. Mañana será uno de ellos.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Todo lo que conlleva a mi yo.

Yo, fría. Yo egoísta. Yo, sensible. Yo y mi mundo. Yo y mis problemas. Solo aparece un yo, y ¿dónde estás tú?.
Tú eres el que espera. Por mi. Tú eres el que espera a que abra los ojos y deje de ver que no hay enemigo, que el daño es propio, me lo hago yo sola.
Me caracterizo por ser complicada y extraña, añádele ser rara por momentos.
Produzco mi propio dolor y me encamino hacia mis sufrimientos sola, viviendo encasillada en un "no puedo hacer esto".
Si por alguna casualidad de estas que te plantea la vida, te imponen limitaciones, sabrás a ciencia cierta las ganas que sientes por romperlas. Liberarte de las llamadas "barreras" y saltarte los obstáculos.
Pero llegará un límite y te cansarás de esperar, por eso el límite ha caducado y ya no existe.
Quiero respirar. Sí, respirar así sin más.
Soy un desastre con poca memoria a la que siempre se le escapan los detalles. Quizás por eso no caiga en la cuenta de que no estoy sola, y sufres conmigo. Pero has crecido tanto, tanto que ahora me parece que eres demasiado grande para mi, y me cuesta un poco alcanzarte.
Darme cuenta de que me he estado vengando de mi misma es un gran paso, y antes no me había dado cuenta. Me arrepiento, ya ha pasado y todo ya ha sido arreglado. Dejaré de mortificarme, y lamentarme por lo que me ha tocado sin tener la posibilidad de elegir.
Al menos eso, a ti te elegí yo.
Yo, cariñosa. Yo, amante. Yo y mi dulzura. Yo, tuya.
Siempre.