jueves, 15 de marzo de 2012

Soy de esas personas que no saben definirse a sí mismas.


Hay mujeres que enloquecen, que perturban, que engañan o enamoran.
Ella por el contrario se escapa de toda regla, ella es la que juega a mirarse al espejo y se divierte mientras se ríe de sí misma. Ella sonríe sin que nadie se lo pida, se enloquece sola, vive sin planes. Ella es la que inventa sus propias locuras, roba suspiros y atrapa besos para guardarlos en su caja de "recordatorios de un día especial".
Ella fue la que te desenterró del jardín abandonado en el que habitabas, la que te despierta cada mañana y hace que manda sobre todo. La que rebosa un poder invisible que le ilusiona a medias y se le escapa cuando llora, sí, ella es la que llora sin vergüenza a que la miren, y se vuelve otra vez niña.
Ella pidió un rincón para equivocarse y no tener que regresar a disculparse. Se desespera y no escucha razones. Ella es la tirita y la cicatriz. Una victoria, una derrota o tu mayor venganza, distancia o fuerza, perversión y dulzura.
A veces le roba al aire. Se roba a si misma cuando siente que no puede. A ella le gusta ser distinta, es la cordura desatada, la filosofía del que no piensa, ella es por ti.
Imprecisa, sin fin, la parte que puede que perdiste, un imperio, una galaxia por descubrir.
Sólo soy un rincón, una voz. Soy de nadie, yo, la que jura que no sabe nada. Soy el viento desbocado. Y tú quizás recuerdes que yo nunca supe darte una caricia sin hacerte sonreír. 



miércoles, 14 de marzo de 2012

Paréntesis.


Ya había asumido el riesgo antes de ser consciente de lo que estaba haciendo. Seguí adelante sin saber muy bien cómo acabaría esto. Me dejaba guiar por las ganas y el deseo, gateaba a ciegas y tanteaba por un terreno que no conocía hasta llegar a tu cama. Tú con esa atracción transcendental me intimidabas, me dominabas y hacías daño. Tú el indeseado, y yo, te odiaba.
Me hiciste perder mis principios, alejarme de lo normal en mi mundo relativo, me fui infiel a mí misma, me engañé y tú me sedujiste. No te elegí como pasatiempo, sino como compañero de pasiones. Tu voz escondía las ruinas de un amor pasajero y la mía el secreto de una pasión desatada en una habitación oscura y vacía. Voces que atrapan excesos, locuras y alguna que otra memoria, la nuestra guardaba un gemido y una necesidad por falta de aire. Aquella que cubriste y ahora me miras como si nada de esto hubiera ocurrido, como si ya no existiera. No existo yo, no existe esa habitación vacía ni ese jueves de invierno sentados tanteando quién daba el primer beso. Ahora sólo queda la agonía de ese recuerdo, el cual intento ahogar cada vez que te miro. Pero tristemente, hay cosas que ni la razón ni la conciencia niegan y aunque los recuerdos se nublen, la memoria abusa de sí misma y nos hace recordar.
Fue una cosa fugaz y mínima, pero me hizo ilusión.
Fuimos un paréntesis.

jueves, 1 de marzo de 2012

Sobredosis.



Personas que a falta de cordura se enamoran días que no podrían ser soportados fuera de la cama. Entonces no importa mucho la ausencia, porque traigo conmigo la distancia que tanto te gusta, pero acércate.
A veces amanezco a medias, cuando dejo el alma y los recuerdos en la cama y el cuerpo tiene que levantarse. Yo soy un espacio vacío que se llena sistemáticamente en ocasiones excepcionales una vez en la vida. La vida, eso que llevamos a cuestas, lo que estrujamos contra la pared o la silla, lo que le da el amargo y el dulce a los días que pasan cuando hay otro por venir. La vida, como los demás accesorios se guardan bajo la ropa, y en la memoria llevo ese sonido, esas imágines tuyas en todos lados o tal vez mis ganas de extrañarte de cerca.
Tú, siempre tan sublime, elegante, envuelto en deseo, tú eres ese que atraes miradas y robas suspiros. Despiertas malas intenciones de las que se llevan en la boca, lo demás son tentaciones, o eso pienso cuando te veo desnudo, porque dicen que el deseo duerme y despierta para ser derramado en la piel, y tú eres lo que quiero como excusa para no salir de la cama.
Tú y yo somos indeseables como cualquier abultamiento paradójico en la conciencia, pero aún conservamos un tono insultante que agrada en la boca. Recuerdo claramente que lo olvidé todo y el vacío que traje conmigo no es más que un viejo recuerdo, unas ganas de comerte vivo.
Mi alma moribunda te reclama, mi inocencia te llama y mi torpeza te pide ayuda. Pero nosotros como los árboles nos vamos deshojando, aunque sin la necesidad de otoños, lo hacemos con cada despedida.
Hoy soy un gato que ha perdido 5 de sus 7 vidas en el tejado en el que habita, una me la quedo para ti y otra para desperdiciarla esta noche.
























"Though the pressure´s hard to take,
it´s the only way i can escape, but never let me go"