miércoles, 10 de diciembre de 2014

Diciembre

Este mes me llena tanto de nostalgia que me asusta. Es raro porque quizás venga por ver cómo el tiempo corre delante de ti y no haces nada por impedirlo, o peor aún, no haces nada por aprovecharlo.
Al llegar diciembre me prometo tantas cosas, tantas que ellas mismas se caen por su propio peso. La mayoría surgen de mis ganas de huir de los errores cometidos a lo largo de los años del año. Se trata de tachar todo aquello que pueda volver a dolerme, y siempre acabo prometiéndome que es la última vez.
Es el momento de engañarme convenciéndome de que es la última vez que le escribo, es la última vez que me emborracho, es la última vez que tomo tanto café, es la última vez que me engaño...
Siempre es la última vez.

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