Tengo
encima de la mesa un gran montón de libros
donde
intento buscar las palabras adecuadas
y
expresar lo que llevo dentro.
Voy
detrás de esas que calquen aquello que todos sentimos
pero
ninguno sabemos explicar.
Aquello
que se nos escapa de la lengua,
que
se desborda de las miradas,
lo
que se vive en una habitación donde no hay lugar para las palabras.
Buscarle
forma a las cosas que no crees que tienen forma,
inventarle
el sentido a los días monótonos,
decirle
al cielo su color exacto.
De
eso trata la poesía,
de
quitarnos las sensaciones y hacerlas letra,
de
plasmar en el papel lo que significa un abrazo,
una
lágrima o incluso un adiós.
Porque
aunque la poesía no pueda salvarnos la vida,
sí
que nos hace embellecerla,
contándote
lo que siento cuando el viento mueve tu pelo,
cuando
llega el invierno
o
cuando te veo dormir.