sábado, 13 de septiembre de 2014

Entre la solitude et l'oubli.

A pesar de los años, recuerdo que yo llevaba puesto un jersey de color gris.
A él casi ni lo recuerdo, no al menos en ese momento.
Estaba sentado a mi lado, pero no llegué a mirarlo.
No nos dijimos nada y tampoco había mucho que decir, pues ya no te llenaba y yo tampoco quería llenarte.
Sin embargo recuerdo que la peor soledad de todas fue la de aquella tarde,
el momento en el que te acompaña alguien que en realidad no quiere hacerlo.
Entonces en sueños vuelvo al mismo lugar,
a esa misma tarde, a la misma calle.
Aunque en mis sueños sea de noche y en un bar,
aunque en mis sueños ya no seas tú,
aunque no se te parezca.
Yo ya no te imagino en noviembre y tú tampoco querrías estar ahí para entonces.
A veces aparece esa soledad que es la peor de todas,
pero ahora sabes que es al revés, pues no me llena y tampoco quiere llenarme.
Tú siempre vas a ser tú y yo siempre voy a ser de la misma manera,
por eso no va a funcionar.
Ahora estoy sentada en la cafetería y no te estoy esperando,
ahora que es primavera,
que con los años te he sacado de mis abrigos,
del color gris,
ahora que espero a quien me hace florecer sin necesidad de una evasión previa.
El principio sólo está al principio y,
después que pasa,

ya es pasado.

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