Puedo sentirme ausente de mí misma
y hablar desde la voz del viejo fantasma,
anotar los pasos que acierto
y mirarme frente al espejo
como si desafiase a la memoria
para intentar reconocerme
y ver que sigo siendo yo.
He tenido miedo de cambiar,
de no ser quien fui
ni parecerme.
Y ya no me parezco.